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Me duele el corazón, me duele!

noviembre 27, 2007

Un día conoces a alguien en algún lugar y luego se sonríen, en algún punto se instala una comunicación secreta y cómplice de miradas, por fin después de un tiempo se hablan, se hacen amigos y un día se vuelven pareja, novios, andan o como gusten decirle a esa relación que los une… sin embargo, como la gran mayoría de las veces sucede, otro día, esa historia se termina, generalmente en términos no muy agradables ya sea para las dos o para una de las partes.

Terminar una relación es un evento traumatizante para quienes lo viven (vivímos, vivo) quizá en una escala mínima comparada con otras tragedias de la vida, pero realmente lo es; algunos no terminan de recuperarse de esa pérdida nunca, otros esperan que el tiempo cure sus heridas, algunos más dejan la puerta abierta a cualquier cosa que pueda pasar (el repechaje, el segundo aire, asegún) y muchos lo olvidan y avanzan (generalmente aquellos en rol de haber dejado).

Estos últimos días he vivido diferentes caras de lo que implica enrollarse con alguien:

En primera el desamor… saber que alguien en quien depositas tus sentimientos, con quien te arriesgas, alguien por quien darías cualquier cosa que te pida, te dice: LO SIENTO PERO NO PUEDE SER, es una situación difícil, extraña, ajena, punzante; aunque lo hayas descubierto mucho antes de que te lo dijera, saberlo cierto te cala, puedes casi oír cómo se te rompe el corazón… le llamas a tu mejor amig@, le cuentas y lloras… al cabo de un rato medio se te alivia eso, pero al día siguiente y los días subsecuentes a partir de ese momento te levantas pensando en cómo decirle a tu corazón que olvide y mejore (suspiro)… es historia.

La segunda: el reencuentro… empezó como un mail de hola y entre mails que iban y venían, en algún punto hubo una confusión sobre los sentimientos, luego fue necesario aclararlos, expresarle a quien alguna vez fue mi pareja que si le digo que lo quiero y lo extraño no necesariamente implica que tengo esos sentimientos con miras a una reconciliación. Es extraño poder hablar de ello cuando en algún punto del pasado nos lastimamos y nos dijimos taaaantas cosas que pudieron dolernos al punto tal de dejarnos de hablar; esa relación ya no tiene el mismo peso, ahora simplemente somos amigos y está bien, sin rencores, con la oportunidad de volver a vernos y platicar sensatamente, de a cuates. Aunque es verdad que uno suele fantasear con retomar algo que alguna vez dejo inconcluso, sin embargo, sabes que sólo es eso: fantasía.

Sé que los corazones rotos con el tiempo se curan, que un día volveré a hablarle al tipo de la primera situación como si nada hubiera pasado y que muy probablemente lleguemos a ser como en el segundo caso: amigos… y entonces nos llevaremos tan bien como siempre… de momento no puedo.

Ya no encuentro más palabras en mí para expresar esto que me sucede ahora, si alguien se topa con él, dígale que un hombre muy sabio, un poeta de los buenos, ya escribió para él lo que quiero decirle… y entonces cítenlo:

 

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del Amor quemado.
Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del Amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también
ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama.
Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo:
“qué calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?, “se hizo de noche”…
Entre las gentes, a un lado de tus gentes
y las mías, te he dicho “ya es tarde”,
y tú sabías que decía “te quiero”.

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú quieras:
guardarlo,
acariciarlo,
tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto.

Sólo quiero una semana para entender las cosas.
Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines

6 comentarios leave one →
  1. noviembre 29, 2007 4:07 am

    The main thing i’m enjoying while reading your blog is the way you write, you are a really charismatic person and your posts are wonderful, keep it up!

  2. Beautiful Guilty permalink*
    noviembre 29, 2007 4:24 am

    Mr. Interesting Facts… is a pleasure have a comment yours about a post mine, and even more when the comment does so many pretty references of my person, thank you very much, please be welcome to this space everytime you want it.

  3. noviembre 30, 2007 3:16 pm

    Ese Sabines sabe qué y cómo decir.

    La unica cosa en común que yo le veo al encuentro y al desencuentro, es que los dos te hacen crecer, madurar, aprender…

    Un abrazo

  4. Nanis permalink
    noviembre 30, 2007 7:19 pm

    Reina casi santa, si que me sorpendes pero gratamente por supuesto. Ojala que más adelante te lleguen muchos mails del que este hecho a tu medida, nomas no lo andes buscando por que el canijo se esconde y se siente muy gacho. Aunque por otro lado se te ve muy kitada de la pena, pos´pa´ke´preocuparse de mas no. Te quiero y te admiro. Au´revoir mon bebe

  5. diciembre 9, 2007 9:27 pm

    Y si dejáramos que el corazón hiciera lo que le plazca, si se diera, no solo habría uno o dos re encuentros si no muchísimos, así esa persona nos lastimase una y otra vez…

  6. Claudia permalink
    febrero 12, 2008 8:56 am

    Mmmm… Me pasó algo muy muy parecido.

    Claro, un día lo conocí, amigos, novios… Y se acabó.

    Vinieron los reencuentros, los mails, la cartas, y en cada uno me daba cuenta de la fantasía irreal de la reconciliación, además de enterarme de otras cosas que hacían de la idea, algo ya tonto de pensar.

    La última vez, escribió, y en ese texto admitía (después de tanto tiempo? Jajajaja!) que se sentía culpable. Aunque era algo que yo ya intutía desde hace tiempo, pues me buscaba sin razón, es decir, yo me preguntaba, para qué diablos me sigue buscando este tío? Y caí en la cuenta: Se sentía culpable.

    Pero ya había tomado una decisión, dije HASTA AQUÍ! Basta de rodeos, basta de sentirme infeliz. Así que lo despaché, le di fin, y aunque él quiere que nos volvamos a llevar bien, sigo pensando aún que la idea no me apetece todavía.

    Le deseé lo mejor y di la gracias por todo, y finalmente un adiós… Quizás algún día nos volvamos a topar, pero lo saludaré como a cualquier otra persona, porque el haber tomado esa decisión, me hizo quitarme de un gran peso de encima del corazón, y me siento mucho mucho mejor 🙂 Como si hubiera abierto una cortina y dejado entrar brillante luz a un cuarto oscuro, después de 4 años de estar pensando, que algo no estaba finiquitado aún 😀

    Jajajaja, vaya, el motivo de esto no era desahogarme aquí, es sólo que me sentí muy identificada con el post.

    Ojalá de algún modo, aunque sea mínimo, he podido ayudar (cuándo? jajaja) o simplemente poner un hombro más para llorar lo que se debe llorar, y después poder levantarse mejor aún, por la experiencia adquirida.

    Un saludo!

    Igual me encuentro realizando tesis… Y de Diseño Gráfico, también 😉

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